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Despertando Conciencias.

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-LA FÁBRICA DE REALIDADES ALTERNATIVAS DE LAS AUTOCRACIAS DE PUTÍN, FIDEL CASTRO-DIAZ CANEL, HUGO CHÁVEZ-MADURO, ERDOGAN, ORBAN y de AMLO.

DE FORMA RUIN Y VIL, AMLO SE ENSAÑA CON MARIA AMPARO CASAR.

AGRIDULCE, EXPRESIONES y MÁS.
Mtro. José A. Ordóñez González.

En las llamadas «autocracias modernas-informativas», utilizan las mentiras no solo para suprimir disidencias sino para moldear la legitimidad del régimen y modificar el comportamiento de ciudadanos y votantes. Este tipo de autocracia no se centra en la violencia o la opresión explícita para ejercer su poder. En lugar de eso, la información se convierte en la herramienta principal.


VLADIMIR PUTIN, CASTRO-CANEL, CHÁVEZ-MADURO, ERDOGAN Y ORBAN han perfeccionado la alteración de datos para fabricar realidades alternativas que favorecen sus regímenes.


López Obrador en México ofrece un ejemplo contemporáneo de cómo las mentiras pueden ser usadas para gestionar una autocracia informativa. A pesar de sus promesas de transparencia y de gobernar con principios democráticos, López Obrador ha utilizado sistemáticamente la desinformación para presentar una imagen de estabilidad y progreso. Mintió con la desmilitarización, cuando dijo que no se talaría ni un árbol para construir el Tren Maya.


Miente cuando asegura que el país está “en santa paz” el 29 de abril, justo después de uno de los fines de semana más violentos que haya vivido el país con 257 homicidios según números oficiales. Estas mentiras no solo desorientan, sino que buscan conformar la percepción pública para validar su administración.


Este dominio se logra no sólo a través de la censura directa, sino también mediante el acoso y la intimidación de voces críticas, hasta conseguir su silenciamiento o exilio mediático. López Obrador ilustra esta dinámica: figuras periodísticas como María Amparo Casar, Ciro Gómez Leyva, Denisse Dresser, han enfrentado ataques y revelaciones de información personal protegida constitucionalmente. Estos ataques desde el púlpito del poder no solo buscan desacreditar a los críticos, sino también implantar un estado de opacidad donde la información fluye únicamente en una dirección que favorece al régimen.


Con esta forma de ejercer el poder, el pluralismo es sofocado, se vuelve cada vez más difícil para periodistas, ONG, partidos de oposición y ciudadanos ejercer algún tipo de contrapeso. periodistas y voces críticas. Ellos son la última línea de defensa contra la consolidación de regímenes que, bajo el disfraz de democracia, manipulan la información para perpetuar su poder.


Por ejemplo, en el caso de MARÍA AMPARO CASAR, es evidente que el presidente cruzó una línea sin retorno, a juzgar por la reincidencia de los suyos, al disponer del aparato del Estado para especular públicamente los datos —protegidos por la ley— de una tragedia familiar, con el fin de castigar —e inhibir— el escrutinio ciudadano de la corrupción del régimen. Reabrió la herida de una pérdida, hace 20 años, de un esposo y un padre para criminalizar la gestión de los derechos de los deudos.


De ese modo expuso a la luz pública la indefensión de los particulares ante un ejercicio abusivo del poder, oscilante entre un vulgar, vengativo despotismo y el asomo de prácticas de los regímenes totalitarios.


Hay un propósito más extendido de esa operación: amedrentar, tratar de infundir miedo en los escudriñadores de la descomposición y el desastre que ahora salen a la luz. Con la serie de violaciones acumuladas en este caso, AMLO viola también las normas mínimas de la decencia política.


Con todo y que exista la posibilidad de la comisión de actos de corrupción, lo que hizo el Mascuspano fue un evidente abuso de poder contra María Amparo Casar, su familia, la organización civil que encabeza y los demás destinatarios de esta metralla de intimidación contra la crítica del poder. Incluso en su narrativa el propio presidente aduce que hace 19 años tomó conocimiento del hecho de supuesta corrupción por díceres de el entonces Procurador de Justicia del Distrito Federal, por lo que también resultaría penalmente responsable al igual que BERNARDO BATIZ por no haber denunciado del hecho inmediatamente después de tener conocimiento, lo que los convertiría en cómplices por su negligente actuar. El peje por su propia boca muere.


Además, se debe considerar el plano de desigualdad en que el presidente coloca a sus adversarios que obstaculizan toda posibilidad de competencia de otras narrativas: el uso y el abuso de los recursos del Estado; la alevosía de las agresiones al discrepante, sin que el discrepante tenga, ni remotamente, las condiciones para responder con un alcance mínimamente comparable. Y las violaciones constitucionales, amparadas en la total impunidad de un poder que se quiere sin contenciones.


AMLO cuenta con el monopolio en la producción y exhibición de sus constantes mañaneras, dedicadas a la propaganda del régimen, y el silenciamiento de la prensa. Así cualquiera es genio.


Otra función esencial de la narrativa del presidente ha sido la de tapadera de los grandes desastres que afloran día con día. Entre esos desastres destaca el más reciente, contenido en el informe de la Comisión Independiente de Investigación sobre la pandemia de covid-19. Va un solo dato: las 300 mil muertes evitables, de no ser por las decisiones del régimen, equivalen a 16 veces los muertos en Gaza hasta enero, y a 8 veces los muertos en Ucrania hasta abril. El horror. Y como éste, hay una acumulación de horrores unidos bajo toneladas de falsificaciones, distractores, difamaciones, teorías conspirativas y ‘otros datos’ de la narrativa oficial.


La muerte de CARLOS FERNANDO MÁRQUEZ PADILLA (esposo de MARIA AMPARO CASAR), ocurrió cuando se precipitó del piso 12 de la Torre de Pemex prácticamente hace 20 años (en octubre del 2004). Los instantes próximos a su caída no fueron presenciados por nadie. Estaba solo en su oficina cuando ocurrió la tragedia. Es por ello que, su fallecimiento se prestó a especulaciones que transitaban de la hipótesis del accidente al suicidio. La única afirmación que parecía clara es que no existía evidencia que terceras personas hayan intervenido para causar su muerte.


A mis asiduos lectores les comento que es por lo anterior que, ante la inexistencia de evidencia de un homicidio, se determinó archivar el asunto por carecer de relevancia penal, al no existir la intervención de terceros en dicha muerte. Diversas declaraciones periodísticas del entonces Procurador de Justicia del Distrito Federal, Lic. Bernardo Bátiz Vázquez, señalaron que, al haberse descartado la hipótesis del homicidio, carecía de relevancia seguir con la investigación por lo que en ningún momento la autoridad ministerial se decantó por la hipótesis del accidente o del suicidio. Toda vez que cualquiera de esas dos hipótesis descartaba la existencia de un delito.


Lo AGRIDULCE del tema expuesto es que resulta cierto que fuentes independientes a María Amparo Casar y a sus hijos, determinaron la procedencia del pago del seguro de vida, de la pensión por viudez y de la de orfandad respectivamente. Que existe evidencia que María Amparo Casar y Bernardo Bátiz Vázquez, jamás se reunieron para tratar cuestión alguna con relación a dicha tragedia. María Amparo niega conocer a Bátiz y este último dice no recordar que dicha reunión sucediera. Sin embargo, esta infamia consistente en la afirmación que hace el presidente López Obrador en su último libro llamado “Gracias” (que por cierto no escribe, se lo redactan otros), refiere que hace más de 19 años el Procurador Bátiz le comentó a él (en su calidad de Jefe de Gobierno), que María Amparo Casar y Héctor Aguilar Camín, le habían pedido que alterara las investigaciones para declarar que dicha muerte había sido accidental. Los tres han negado la existencia de dicha reunión con diversos matices. Los dos intelectuales lo niegan rotundamente, mientras que el entonces funcionario público dice no recordar dicha reunión. Lo anterior hace que la afirmación presidencial carezca de todo sustento legal, moral o histórico. Dice que le dijeron y quien le dijo, no recuerda haberle dicho.


CASAR, además de su labor como presidenta de la asociación “Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad”, recientemente publicó un ensayo político acerca de las omisiones y excesos de la administración del presidente LÓPEZ OBRADOR, llamado “Los puntos sobre las íes”. En esta obra, María Amparo presenta evidencia seria sobre el debilitamiento institucional y el carácter autoritario y regresivo, que distingue al presente gobierno. Lo que provocó el enojo y la venganza del inquilino de palacio ya que diecinueve años después y sin sustento legal alguno, Pemex suspendió el pago de la pensión de viudez a la señora Casar y por último, en su conferencia cotidiana, el Presidente denostó a María Amparo Casar y a sus hijos imputándoles haber manipulado la investigación para ocultar que la muerte de Carlos Fernando había sido un suicidio con el fin de hacerse de pagos improcedentes. Todo esto violando los derechos humanos de debido proceso, secrecía de las indagaciones, y los relativos a la protección de sus datos personales.


Al final, los ciudadanos nos percatamos como el presidente López Obrador utiliza los espacios gubernamentales para intimidar a quien lo cuestione. Que la andanada de difamaciones y abusos es la pobre respuesta que tiene el poder frente a sus críticos. Que la historia va a condenar la actitud presidencial por autoritaria y que lo único que ha hecho es dar razón a quienes lo tildan de mesiánico y arbitrario. Llegó al poder y se mareó en un mosaico; mintió y traicionó a los mexicanos. ¡HE DICHO ¡

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