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Descubrimiento Inédito: Científicos Anuncian la Primera Transmisión Accidental del Alzheimer

Poradmin

Ene 29, 2024
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Hasta la fecha, el alzhéimer se considera una enfermedad vinculada principalmente al envejecimiento o, en menor medida, a factores genéticos hereditarios.

Una investigación llevada a cabo en el Reino Unido ha demostrado por primera vez la transmisión accidental de la proteína responsable del alzhéimer a través de un tratamiento médico. Hasta ahora, esta enfermedad se asociaba únicamente al envejecimiento o, en menor medida, a la herencia genética.

El descubrimiento de esta transmisión, aunque ocurrió en circunstancias excepcionales, resalta la importancia de extremar precauciones, según los autores del estudio, publicado en la revista Nature Medicine.

El estudio reveló que cinco pacientes tratados con una hormona del crecimiento contaminada, procedente de tejidos cerebrales de cadáveres y fuera de uso desde 1985, desarrollaron la enfermedad sin cumplir con los criterios de edad ni herencia genética asociados al alzhéimer. La hormona contaminada contenía la proteína beta amiloide, cuya acumulación se asocia con el desarrollo del alzhéimer.

Un tratamiento ‘contaminado’
La hormona del crecimiento c-hGH, extraída de glándulas pituitarias de personas fallecidas para abordar problemas de estatura, fue administrada a mil 848 niños y niñas en el Reino Unido entre 1959 y 1985.

La suspensión de su uso en 1985, seguida de su reemplazo por una hormona sintética, se debió a la confirmación de que algunos lotes contenían proteínas infecciosas relacionadas con la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, un trastorno cerebral que a menudo conduce a la demencia.

En 2017-2018, más de 30 años después de la discontinuación de este tratamiento, los investigadores analizaron muestras almacenadas de la hormona del crecimiento c-hGH y descubrieron que estaban contaminadas con la patología vinculada a la proteína beta amiloide, a pesar de haber estado almacenadas durante décadas.

Al administrar estas muestras a ratones, observaron que desarrollaban alzhéimer, lo que planteó la pregunta sobre la evolución de aquellos niños y niñas que recibieron ese tratamiento potencialmente contaminado con la proteína beta amiloide.

Nuestra sospecha fue que las personas expuestas a aquella hormona del crecimiento que no sucumbieron en su momento a la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob y vivieron más tiempo, podrían haber acabado desarrollando la enfermedad de Alzheimer”, explica en rueda de prensa uno de los autores, el neurocirujano John Collinge, afiliado al University College de Londres.

Hallazgos en los 8 casos estudiados
La investigación de ocho casos revela que cinco de ellos comenzaron a mostrar síntomas de demencia entre los 38 y 55 años, y actualmente, o bien tienen un diagnóstico de alzhéimer o cumplen con todos los criterios de diagnóstico de esta enfermedad.

De las tres personas restantes, una cumplía con los criterios de deterioro cognitivo leve.

La aparición inusualmente temprana de los síntomas en estos pacientes sugiere que no estaban experimentando el tipo habitual de alzhéimer asociado a la vejez, y en los cinco casos se descartó la presencia del gen que normalmente provoca que la enfermedad sea hereditaria.

No hay ningún indicio de que la enfermedad de Alzheimer pueda transmitirse entre personas durante las actividades de la vida diaria o de la atención médica rutinaria. Los pacientes que hemos descrito recibieron un tratamiento médico específico que se interrumpió en 1985″, subraya Collinge.

Sin embargo, los investigadores concuerdan en que el descubrimiento de la posibilidad de transmisión del alzhéimer, en circunstancias excepcionales, establece un precedente y debe motivar una revisión de las medidas para prevenir la transmisión accidental a través de procedimientos médicos o quirúrgicos, con el objetivo de evitar casos similares en el futuro.

En cuanto a las precauciones, Tara Spires-Jones, presidenta de la Sociedad Británica de Neurociencia, no cuestiona los resultados del estudio, pero destaca que no es algo que deba causar preocupación entre la población, según sus declaraciones recogidas por la plataforma Science Media Centre.

No hay indicios de que la patología del alzhéimer pueda transmitirse entre individuos en actividades de la vida cotidiana, ni hay pruebas que hagan temer que los procedimientos quirúrgicos actuales conlleven algún riesgo de transmisión de la enfermedad”, agrega.

En la misma línea, Andrew Doig, catedrático de Bioquímica en la Universidad de Manchester, hace un llamado a la cautela y destaca que, a pesar de la solidez del estudio, este se basa solo en ocho pacientes.

Añade que no hay motivos para temer la propagación de la enfermedad, ya que la forma en que se originó esta transmisión se detuvo hace más de 40 años. Sostiene que la transmisión de la enfermedad de cerebro humano a cerebro de esta manera no debería volver a ocurrir.

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