-GABRIEL BORIC PROTESTA COMO NUEVO PRESIDENTE CHILENO.
Ayer viernes, Gabriel Boric se convirtió en el nuevo Presidente de Chile, sustituyendo a Sebastián Piñera Echenique.
Hace apenas diez años, Boric era un dirigente estudiantil que se manifestaba en las calles por la educación gratuita.
Hoy, Boric lidera una nueva izquierda en Chile, con dirigentes nacidos en democracia y dispuestos a pasar página de la herencia de la dictadura de Augusto Pinochet.
Chile entra así en una etapa política sin precedentes en América Latina, cargada de desafíos por la magnitud de los cambios estructurales prometidos por el joven Presidente.
Los chilenos esperan que Boric entierre el legado neoliberal de los años setenta y avance hacia un país más equitativo, con mayor presencia del Estado en cuestiones básicas como la salud, y promueva la defensa del medio ambiente y una agenda feminista.
Puntual al mediodía, Boric subió la escalinata del Congreso Nacional, ubicado desde 1990 en Valparaíso, a unos 110 kilómetros de la capital Santiago. Allí se siguió la tradición chilena de cambios de mando y sus históricos ritos republicanos, como el traspaso de la estrella de cinco puntas (una reliquia que lleva el nombre del libertador Bernardo O’Higgins), considerada como el verdadero símbolo del poder en Chile y que cuelga de la banda presidencial.
Boric prometió entonces ante el pueblo desempeñar fielmente el cargo de presidente.
Se le vio contento y emocionado y, como se le suele observar desde que resultó electo, con traje, pero sin corbata.
Gabriel Boric, de tan solo 36 años de edad, se convirtió en el mandatario más joven en la historia de Chile y en el jefe de Estado de menor edad en todo el mundo.
El flamante presidente de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, dijo este viernes que no hubiera llegado a este cargo sin las protestas sociales que remecieron el modelo social y económico del país, en su primer discurso tras su investidura.
Dijo que en Chile se están abriendo las grandes alamedas, por donde pase el hombre y la mujer libre, en un parafraseo al último discurso del socialista Salvador Allende antes de morir durante el golpe militar de 1973.
El mensaje que dirigió Gabriel Boric al pueblo chileno, lo hizo desde el balcón del palacio presidencial de La Moneda, en Santiago, ante decenas de miles de seguidores que le esperaron por horas tras una larga jornada de cambio de mando.