AFLORAN NUEVAS PROPIEDADES DE LA FAMILIA DE CARLOS ANTONIO ROMERO DESCHAMPS.
-VIDA DE LUJOS Y DE OSTENTACIÓN DE LA RIQUEZA.
-UNA BURLA PARA LOS MEXICANOS, EL COMBATE A LA CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD. ¿HASTA CUANDO?
Resulta que en días recientes el hijo del exlíder sindical gestionó una offshore en Islas Vírgenes Británicas y enlistó 10 propiedades de la familia; sólo dos de ellas ya estaban en la mira de la Unidad de Inteligencia Financiera. ¿Y las demás, hasta cuándo?
Recordemos que, en marzo de 2009, cuando tenía 38 años de edad, Alejandro Romero Durán se convirtió en dueño de la firma Steller Overseas Holdings Inc, creada para comprar propiedades, autos de colección, yates, antigüedades y joyas, de acuerdo con los registros contenidos en los “Pandora Papers”, una filtración de 11.9 millones de documentos financieros obtenida por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, documentos que hace poco salieron a la luz pública.
La empresa fue creada desde 2001 con un capital de 50 mil dólares, pero Alejandro Romero se vinculó oficialmente a la firma ocho años después y en 2012 pidió al despacho Trident Trust Company Ltd poner todas las acciones a su nombre.
Esa empresa “Steller Overseas”, al igual que otras que manejan los Romero Deschamps, es una compañía de papel: no tiene empleados, oficinas físicas ni actividad económica.
Es menester precisar que cuando se convirtió en el dueño de la firma, Alejandro Romero enlistó en los activos de las offshore diez propiedades en suelo mexicano: dos apartamentos y un Penthouse en la Ciudad de México, cuatro residencias en la zona metropolitana de la capital, pero ubicadas dentro del Estado de México, un condominio de lujo en la zona hotelera de Cancún, una casa en Guanajuato y otra más en Hidalgo.
Respecto al departamento en Cancún y una propiedad en Edomex, ya han sido mencionadas en la indagatoria que abrió la UIF en 2019, cuando presentó una denuncia contra Romero Deschamps y su familia por operaciones financieras irregulares. La offshore y las ocho propiedades adicionales no vienen incluidas en la investigación de las autoridades financieras, menos aun ante la FGR, que no actúa en consecuencia, al tener archivados todos los expedientes en contra de los Romero Deschamps.
Usted estimado lector saque sus propias conclusiones, y analice porque en nuestro país, éste como otros tantos asuntos emblemáticos de corrupción, siguen en total impunidad.
Carlos Antonio Romero Deschamps, de 77 años, es un político del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y exlíder sindical de Petróleos de México (Pemex), con un largo historial de escándalos y cuestionamientos sobre el origen de su fortuna. Él y su familia enfrentan dos investigaciones por parte de la Fiscalía General de la República (FGR) y de la UIF por enriquecimiento ilícito y operaciones con recursos de procedencia ilegal. Solo que para el Fiscal General Gertz Manero, ninguna procede, no obstante lo escandaloso del asunto.
Existen suficientes datos de prueba que acreditan que la familia del exlíder petrolero supuestamente realizó entre 2006 y 2017 operaciones sospechosas de compraventa de propiedades para dispersar activos que muy probablemente provengan de actividades no lícitas, según la denuncia de la UIF.
El hijo próspero de Romero Deschamps, Alejandro Romero, asegura ser comerciante, y desde hace años es investigado junto a su padre por su presunta participación en un esquema de triangulación de recursos que incluye empresas fachada y transferencias millonarias. Pero estamos en el país del “no pasa nada”.
De acuerdo a lo que ha salido a la luz pública con los “Pandora Papers”, de las diez direcciones que enlistó Alejandro Romero en su offshore, una residencia en la calle Río Escondido, en la colonia Lomas Hipódromo, ya aparecía en la indagatoria de la UIF como un domicilio vinculado a la esposa de Romero Deschamps y a sus otros dos hijos Paulina y José Carlos. El mayor es José Carlos, que actualmente tiene 52, le siguen Alejandro con 50 y Paulina con 39. Y todos ellos gozando de la fortuna mal habita que logro acumular su padre.
El condominio en Cancún, por su parte, también aparecía en la mira de la UIF como una propiedad adquirida en 2006 por Alejandro y José Carlos. Se trata de un apartamento en el condominio Residencial del Mar, a unos pasos de la zona hotelera.
Los hermanos compraron la propiedad de más de mil metros cuadrados en unos 3.9 millones de pesos y tiene seis recámaras, un bar y dos terrazas con alberca y jacuzzi, según el expediente obtenido del registro de la propiedad de Cancún.
Al menos cuatro de los inmuebles enlistados en la offshore están a nombre de Alejandro Romero, de acuerdo con los registros de la propiedad consultados.
La familia real de Romero Deschamps, posee propiedades en la Ciudad de México, en las zonas de Polanco, Anzures y Narvarte. En 2007 compró un Penthouse de 6.4 millones de pesos en Tres Picos 86, un exclusivo condominio en el corazón de Polanco que cuenta con acceso privado de seguridad, salón de fiestas, alberca, jacuzzi, gimnasio y amplios jardines, donde la renta de un apartamento se cotiza hasta en más de cuatro mil dólares mensuales. Dinero es lo que le sobra a esa familia distinguida.
Por eso, con ese flujo de dinero, ese mismo año, Romero Durán adquirió otro departamento de dos millones de pesos en el cuarto piso del edificio enclavado en la calle Dante 12.
Además, otra propiedad consistente en un edificio de seis departamentos en la calle Anaxágoras 733 reportado por Romero Durán al despacho Trident Trust como otro de sus activos, tiene un valor de 20.4 millones de pesos.
Ahora resulta que de acuerdo a los documentos filtrados en los “Pandora Papers”, no mencionan el monto que invirtió Alejandro Romero a través de su offshore, pero al momento de ceder la custodia de sus acciones al despacho Trident, declaró que el origen de los fondos procede de recursos “recibidos de su abuelo paterno hace 26 años”, cuando tenía 12 años de edad. Chulada de herencia.
Como que olvidaron su origen, ya que la familia de Romero Deschamps, han registrado el origen humilde de Carlos Romero, quien nació y creció en una zona igualmente precaria: una colonia de marinos y obreros petroleros como su padre, el campesino y ferrocarrilero jalisciense José Romero García
Es decir, proviene de una familia pobre, no eran pudientes, así lo recuerda Octaviano Hernández Martínez, un viejo amigo de Romero Deschamps de la colonia El Golfo, en Tampico, donde nació el exlíder sindical. Y agrega: su padre fue un trabajador de clase media y vivían en una barriada, no había casas lujosas.
Cabe destacar que durante sus años en el sindicato y como político, Romero Deschamps acumuló un patrimonio inexplicable para las autoridades, mientras su familia exhibía una vida ostentosa: viajes de Paulina por el mundo en aviones privados, propiedades en México y en el extranjero, yates, relojes finos y autos de lujo.
Los mexicanos hemos sido testigos que La familia Romero Deschamps, son sujetos que se caracterizan por tener una vida de lujos, los cuales no son acordes con sus perfiles fiscales y comerciales manifestados ante las autoridades, por lo que se pone en duda la procedencia de los recursos con los que han adquirido los diversos bienes inmuebles.
La denuncia abierta por la UIF. Los investigadores encontraron que desde 2006 a 2017, adquirieron 12 propiedades con un valor de 159 millones de pesos.
Y no obstante la Familia Romero Deschamps, representa el caso más emblemático de corrupción de alto nivel en nuestro país, el gobierno de la 4T, a través de los fiscales mexicanos han abierto 12 indagatorias contra el exlíder sindical sin que hasta ahora hayan logrado llevar a los tribunales ninguno de los casos. Nueve de las pesquisas fueron archivadas, una se acumuló y sólo dos continúan en trámite, según información aportada vía transparencia por la FGR. No pasa nada, continúan impune la familia real.
Paulina y José Carlos Romero, alardean su vida de lujos y excesos, sin embargo, Alejandro Romero, se mantiene alejado de los reflectores, reacio a dejarse fotografiar en público y dar a conocer detalles de su vida privada.
En el caso de Alejandro Romero, las autoridades hacendarias le identifican como accionista de cinco empresas de múltiples giros que ofrecen desde servicios de taxis aéreos hasta el tratamiento de aguas residuales y comercio de agua purificada y hielo, que tuvieron operaciones por más de 413 millones de pesos entre 2013 y 2017.
El órgano de inteligencia financiero encontró que en cuatro años Alejandro Romero ingresó al sistema financiero nacional al menos 77.6 millones de pesos sin que se tuviera certeza del origen y destino. Esta cifra contrasta con los 4.6 millones que reportó en sus declaraciones fiscales de 2014 a 2017. Clara la omisión fiscal, pero igual, no pasa nada.
Paulina Romero compró en 2015 una propiedad a su padre por 15 millones de pesos y recibió cheques por 21.8 millones de Romero Deschamps, entre 2011 y 2015. José Carlos adquirió en 2006 un apartamento en Miami de 5.5 millones de dólares y las autoridades revisan sus actividades empresariales en Cancún.
Es claro e irregular que los hijos de un sujeto vinculado a una paraestatal mexicana y su sindicato, figuren con participación corporativa en múltiples entidades mercantiles.
La lentitud de las investigaciones ha generado dudas incluso entre los simpatizantes de la llamada Cuarta Transformación.
Los grupos disidentes de trabajadores petroleros encabezados por Miguel Arturo Flores Contreras han alzado la voz e interpuesto varias denuncias en contra de Romero Deschamps y su familia y allegados. Así mismo la senadora por Morena, Cecilia Sánchez, en varias ocasiones ha exhortado a la Fiscalía para que gire órdenes de captura contra el político priista.
Pasan los días y no pasa nada, ya son tres años del gobierno de AMLO y los mexicanos seguimos esperando.