-AGRIDULCE: EL PRESIDENTE DE PERÚ PEDRO CASTILLO, DESTITUIDO POR EL LEGISLATIVO. AL FINAL, LA DERECHA LOGRA SU OBJETIVO.
-INTENTÓ DISOLVER EL CONGRESO E INSTAURAR UN GOBIERNO DE EXCEPCIÓN, SIN CONTAR CON LOS APOYOS NECESARIOS.
AGRIDULCE, EXPRESIONES y MÁS.
Por el Mtro. José A. ORDÓÑEZ González.
Una difícil decisión fue la que tomó PEDRO CASTILLO, presidente de Perú, al anunciar ayer miércoles en cadena nacional el cierre del Congreso de la República y, la consecuente instauración de un «gobierno de excepción».
El hecho fue calificado de «golpe de Estado» por la oposición, a pocas horas de que se discutiera una moción de vacancia en su contra, por supuestos actos de corrupción.
El mandatario se quedó solo al tomar esa decisión, las instituciones, miembros de su gabinete, la propia vicepresidente, pero sobre todo el Ejército, le dieron la espalda.
El un mensaje de menos de cinco minutos, horas antes de ser destituido, el mandatario dijo que el legislativo se dedicó a obstruir gran parte de las acciones de su gobierno por lo que, a raíz de esta decisión, anunció las medidas a implementarse:
• Disolver temporalmente el Congreso.
• Convocar a elecciones de un Congreso constituyente.
• Gobierno a partir de decretos ley hasta que no haya una nueva Constitución.
• Toque de queda a nivel nacional de 22:00 a 04:00 a partir de este 7 de diciembre.
• Reorganización del Poder Judicial y otros órganos de justicia.
• Decomiso de armas en posesión ilegal de civiles.
Al conocerse la decisión presidencial, algunos legisladores de la oposición en el Congreso anunciaron que se mantendrían en el recinto legislativo y darían cauce al proceso de destitución del presidente Castillo, lo que al final ocurrió.
Los legisladores de esa oposición peruana, tenían programada la sesión ayer miércoles, en la que discutirían una moción de vacancia que, de ser aprobada, cesaría al presidente de sus funciones.
Con una mayoría abrumadora, la derecha peruana en el Congreso, logró la destitución del Presidente Castillo, bajo el argumento de “permanente incapacidad moral”.
Pedro Castillo, asumió la presidencia en julio de 2021. Desde entonces enfrentó múltiples acusaciones de corrupción y se vio obligado a reemplazar su cartera de ministros en varias ocasiones. Desde el Congreso peruano nunca lo dejaron gobernar, creando una crisis de gobernabilidad en su afán de destituir a un mandatario democráticamente electo.
En los 16 meses de gobierno, se observó una de continua y obsequiada campaña de ataque sin cuartel a la institución presidencial, situación nunca antes vista en la historia peruana. Prácticamente la única agenda del Congreso desde el 29 de julio de 2021, fue el proceso de vacancia presidencial.
Aun cuando el gobierno de Pedro Castillo invitó en varias ocasiones a la oposición al diálogo, nunca hubo respuesta positiva.
Por otra parte, ha sido tan clara la visceral actuación del Legislativo, que durante estos últimos 16 meses, desatendió su verdadera función (legislar), al no tramitar los más de 70 proyectos de iniciativa de ley enviados por el Ejecutivo.
A mis diez asiduos lectores les comento que la decisión del presidente, su posterior destitución por decisión del Congreso peruano y la detención de Castillo, cimbró a la clase política de aquel país sudamericano y a los gobiernos de Latinoamérica.
El destituido mandatario pretendió refugiarse en la embajada de México en Perú y pedir asilo político; al final no logró su objetivo porque fue detenido por miembros del ejército y la policía de aquel país.
De conformidad con las reglas previstas en la Constitución peruana, por sucesión constitucional, le correspondió a la vicepresidenta DINA BOLUARTE asumir la jefatura del Estado.
En relación a estos eventos BOLUARTE se pronunció en Twitter tras el anuncio hecho por Castillo: “Rechazo la decisión de PEDRO CASTILLO de perpetrar el quiebre del orden constitucional con el cierre del Congreso”. Sin duda fue parte de ese plan siniestro de la derecha.
Lo AGRIDULCE del tema estriba en la falta de cálculo político de PEDRO CASTILLO, puesto que para tomar una decisión como la que anunció ayer, requería al menos del apoyo del pueblo y del ejército. No pudo destrabar la hegemonía de los poderes fácticos que no permiten a gobiernos democráticamente constituidos, avanzar en su proyecto de nación, con todo y que pudieran fracasar en el intento. En democracia se trata de respetar la decisión de las mayorías y no de un grupo de encumbrados políticos e influyentes que desde las sombras planearon en este caso, dar la estocada al presidente y al pueblo peruano.
De este modo, la ultraderecha peruana logró ayer derrocar por la vía legislativa a un mandatario electo por el pueblo. Para ellos, el pueblo pone y el Congreso (la derecha) quita.
Al final, nos percatamos del craso error cometido por el presidente peruano al no considerar el apoyo popular y sobre todo de las fuerzas armadas, antes de tomar su decisión. Al menos enfrentó el reto, por lo que, en ese sentido resulta ad hoc la famosa frase de EMILIANO ZAPATA: “Mejor vivir de pie que morir de rodillas”. Luchar por lo que uno cree hasta el final. ¡HE DICHO ¡