-AGRIDULCE: ¿EL PODER CAMBIA y CORROMPE A LAS PERSONAS?
-AMLO DEFIENDE AHORA AL EJÉRCITO DE LAS MATANZAS DEL 2 DE OCTUBRE DEL 68 y DE AYOTZINAPA.
-OTRA VEZ EL PRESIDENTE DESOBEDECE MANDATO DEL INE.
AGRIDULCE, EXPRESIONES y MÁS.
Mtro. José A. Ordóñez González.
¿El poder tiende a corromper? Esa es la gran pregunta que en esta ocasión emboza mi columna, de manera simple como debe ser nuestra vida.
En un primer análisis, la evidencia disponible parece sugerir que Lord Acton solo tenía razón en parte. Como sugieren Sturm y Antonakis, “la experiencia del poder cambia a los individuos de maneras que pueden ser positivas o negativas, activando los rasgos o atributos subyacentes de los individuos.
Lo anterior significa que, si las personas tienen inclinaciones morales, el poder en realidad puede facilitar las decisiones éticas. Otros investigadores han sugerido de manera similar que los individuos con una orientación comunitaria o colectiva tienden a responder al poder de manera socialmente responsable y no egoísta.
Sin embargo, parece ser más probable que el Poder corrompa a las personas que ya tienen una inclinación hacia la corrupción.
La investigación disponible demuestra que el poder sí cambia a las personas. Saca las partes malévolas de la personalidad de las personas; por ende, el poder permite a las personas revelar sus verdaderos colores.
Lo anterior viene a colación por la forma como el poder cambió a AMLO, basta observar y recordar su pasado para percatarnos como se ha corrompido al grado de mostrar cotidianamente su incongruencia.
Para ello es menester recordar que cuando AMLO quería ser presidente gritaba en sus mítines que, de llegar al poder, enviaría al Ejército a sus cuarteles porque México no era un país bélico ni tiene enemigos, e incluso llegó a sostener que las fuerzas armadas debían desaparecer.
No solo legalizó la militarización el país, con el apoyo de los legisladores de morena y aliados, sino que recientemente se erigió en el más feroz defensor del Ejército a raíz de un aniversario más de las matanzas de Ayotzinapa y del 2 de octubre de 1968 en la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.
Para entender ese radical cambio, es menester recordar que en un almuerzo que los altos mandos militares sostuvieron con el presidente, el 22 de octubre de 2019, el general CARLOS GAYTÁN OCHOA pronunció un discurso en el que manifestó: “No podemos soslayar que el hoy titular del Ejecutivo ha sido empoderado legal y legítimamente. Sin embargo, es también una verdad inocultable que los frágiles mecanismos de contrapeso existentes han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo que viene propiciando decisiones estratégicas que no han convencido a todos, para decirlo con suavidad. Ello nos inquieta, nos ofende eventualmente, pero sobre todo nos preocupa, porque choca con la forma con que hoy se conduce al país».
El mencionado General GAYTÁN, lanzó una inquietante pregunta, que cimbró a la institución presidencial: “¿Quién aquí ignora que el alto mando enfrenta, desde lo institucional, a un grupo de halcones que podrían llevar a México al caos y a un verdadero Estado fallido?
A partir de esa fecha AMLO cambió para sorpresa de muchos, e inició un proceso de cooptación del Ejército y la Marina por medio de la asignación de responsabilidades en el ámbito de la administración pública, que la Constitución reserva para los civiles. Se incrementó su presupuesto y autorizaron transferencias para la realización de las obras. Desde entonces AMLO les ha dado y concedido todo. En el proceso de militarización del país, el presidente se justifica diciendo: “el soldado es pueblo uniformado y por eso nunca traicionará a su gente”.
En el noveno aniversario de la desaparición de 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa, sus padres reclamaron el esclarecimiento del caso y la presentación con vida de sus hijos, reiterando su denuncia que el Ejército participó en la desaparición. Además, rechazaron la versión que ofrece el gobierno de López Obrador sobre esos acontecimientos, afirmando que es similar a la Verdad Histórica del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Inmediatamente AMLO salió en defensa del Ejército, argumentando que la desaparición de los normalistas tuvo que ver más con el contubernio, con la asociación delictuosa entre autoridades locales, policías municipales y la delincuencia que dominaba esa región. Y salva de todo al Ejército.
A 55 años de la masacre que el Ejército realizó en Tlatelolco con cientos de estudiantes muertos, LÓPEZ OBRADOR, en su mañanera del 2 de octubre, sostuvo que hay elementos para sostener que, en la represión del 2 de octubre de 1968, quienes participaron de manera directa fueron miembros del estado mayor presidencial. Lo que pretende ignorar y pasar por alto es que eso es parcialmente cierto, pero los del estado mayor presidencial eran miembros del Ejército, amén que además de ellos participaron soldados armados con metralletas, tanquetas o tanques de guerra que solo posee el Ejército Mexicano. Por más que busque argumentos, AMLO no puede defender lo indefendible.
Lo AGRIDULCE del tema es que resulta inaudito que ahora AMLO lleve a cabo la tarea de exonerar al Ejército después de haber lucrado por años con el discurso que los criminalizaba. Las frases claves las encontramos en sus arengas desde hace 20 años. 2 de octubre no se olvida. Fue el Estado. Fue el Ejército. Sin duda que AMLO se traiciona a si mismo pero lo más grave es que traiciona a las posiciones históricas de la izquierda mexicana.
Al final los mexicanos nos percatamos de la grotesca incongruencia del señor de palacio, aunado que para él la ley no es la ley, solo es correcto y debe aceptarse como verdad absoluta lo que él diga. Para ejemplos el desacato a la ley por enésima ocasión, al no cumplir con lo ordenado por el INE para borrar su posdata en la mañanera, lo peor es que cínicamente agrega ahora su voz para burlarse de la ley y de las instituciones. Ocurrió que un Peje se trasformó en Lagarto. ¡HE DICHO ¡