CECILIA, MADRE MÍA, CANTA CON TU VOZ DE SOPRANO.
Un 22 de noviembre nació mi madre Cecilia González Ramírez, una gran mujer que siempre estaba dispuesta al sacrificio por sus hijos, y gustaba de interpretar canciones, sobre todo boleros de aquella época de oro de grandes cantantes y tríos, con su gran voz de soprano que se escuchaba como el imaginario canto de los ángeles.
Hoy estuviera mi madre rodeada de nuestro padre, de todos sus hijos y nietos celebrando su onomástico y un cumpleaños más, con abundante comida y, de sobremesa las notas de la guitarra acompañándola en su interpretación magistral de boleros diversos, como “Te quise solamente una vez”, “Cenizas”, “Sin ti” y muchos otros.
Estimo que, por haber nacido un 22 de noviembre, sus padres decidieron llamarla Cecilia, porque también es el día que, desde hace años, se conmemora un aniversario más de la muerte de Santa Cecilia, patrona de los músicos.
Pero ¿Quién fue Santa Cecilia?
Santa Cecilia es una de las mártires más veneradas por los cristianos y es representada tocando un instrumento musical o cantando.
La historia de Santa Cecilia, se conoce gracias a la aparición, a mediados del siglo V, de unos textos llamados “Actas del martirio de Santa Cecilia”.
De los que se conoce, se dice que Santa Cecilia provenía de una familia noble de Roma y que solía hacer penitencias; y, además consagró su virginidad a Dios, pero su padre la obligó a casarse con un noble de nombre Valeriano, al que, en la misma noche de bodas, la novia hace saber que se ha entregado a Dios y que la protege un Ángel para no ser mancillada.
Resulta que el sorprendido novio quiere ver al ser alado, y Cecilia le convence de que sólo se le aparecerá si se bautiza, cosa que acaba por suceder y Valeriano fue a buscar al Obispo Urbano, quien lo instruyó en la fe y lo bautizó.
Cuando el esposo regresa a ver a su amada, vio a un ángel de pie junto a Cecilia y el ser celestial puso una guirnalda de rosas y lirios sobre la cabeza de ambos.
El día de su matrimonio, mientras los músicos tocaban, Cecilia cantaba a Dios en su corazón. Es importante recordar que ella no deseaba casarse.
No corrían buenos tiempos en Roma para los cristianos, que eran perseguidos y asesinados de diversas formas.
En el caso de Cecilia, primero lo intentaron en las termas de su propia casa, tratando de ahogarla con el vapor sin conseguirlo.
Luego, llamaron a un verdugo para que le cortara la cabeza, éste dejó caer tres veces su hacha sobre ella sin conseguirlo, por lo que asustando y arrepentido huyó despavorido abandonó a Cecilia ensangrentada pero viva.
Finalmente, Cecilia murió tres días después.
Por esa razón en algunas obras de arte se la represente ya cadáver con un tajo en su cuello, como en la escultura en mármol de Stéfano Maderno (1576-1636), que se encuentra en la iglesia de Santa Cecilia en Roma, donde supuestamente reposan sus restos.
El Papa Gregorio XIII, en 1594 la nombró patrona de los músicos porque había demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música.
La Iglesia Católica conmemora el 22 de noviembre, la muerte de Santa Cecilia
En muchos cuadros se la ve, sin embargo, entre instrumentos musicales, comúnmente tocando un órgano.
Cabe señalar que la figura de la mártir comenzó a representarse por los pintores y artistas de finales de la Edad Media asociada a la música; y, es considerada también la patrona de los poetas.
Es pertinente precisar que este festejo se comenzó un 22 de noviembre con un evento realizado en Evreux, Normandía en el año de 1570 con un torneo de compositores de la época, que se convirtió en una celebración católica importante a través de los años.
Desde el año de 1695, en Edimburgo se inició la celebración de Santa Cecilia con cierta regularidad, como patrona de la música; de esta manera le siguieron otros países como Francia, España, Alemania, entre otros, hasta extenderse a nuestro continente y a nuestro país.
Hoy recuerdo a mi madre Cecilia, quien disfrutó la vida a lado de su familia y amigos hasta su último aliento. Debe estar cantando para todos allá en el cielo con esa voz angelical que le conocimos todos los que estuvimos cerca de ella.
Brindo por mi madre Bohemios, por ella en este día de su onomástico. Vives en mi corazón mamá Cecilia.