-AGRIDULCE: –EL GRAVE PROBLEMA DEL AGUA EN MÉXICO (1ª. PARTE).
-LAS TRANZAS DEL GOBIERNO AL OTORGAR CONCESIONES A PARTICULARES.
AGRIDULCE. Expresiones y más.
Por el Mtro. José A. ORDÓÑEZ González.
En México, personas y empresas, tanto públicas como privadas, tienen permiso para extraer 237 mil millones de metros cúbicos de agua del país al año, de acuerdo con el Registro Público de Derechos de Agua (REPDA) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Esto equivale a llenar 18 veces la presa Belisario Domínguez, en Chiapas, la más grande de México.
Gozan y hacen grandes negocios con el agua, las empresas, las inmobiliarias o las familias que tienen o han tenido privilegios en México.
Esto es una forma de despojo porque el gobierno cierra la llave a quienes menos agua tienen, mientras que a las empresas les abre a borbotones el agua del país.
En México existe una crisis hídrica originada, entre otras razones, por la desigual distribución de este recurso, no obstante que el acceso al agua es un derecho humano reconocido en el Artículo 4º de la Constitución Mexicana, la realidad es que el gobierno está lejos de garantizarlo.
En periodos de sequía se acusa a las personas y se les exige lavarse los dientes con menos agua o usar una cubeta para ahorrar. Y sí, es parte de una cultura del agua. Sin embargo, no se pone un ojo crítico hacia quienes en realidad acaparan toda el agua del país.
Empresas como Bachoco S.A. de C.V, goza de 258 concesiones con las que tiene permitido extraer 19.1 millones de metros cúbicos al año equivalentes a siete mil 650 albercas olímpicas. En contraposición, algunos municipios del país no tienen acceso al agua potable desde hace años. Esto significa que sus viviendas no cuentan con agua entubada procedente de un servicio público o de un pozo comunitario. Es el caso, por ejemplo, de La Magdalena Tlaltelulco (en Tlaxcala), donde sólo el 8.7 por ciento de su población tuvo acceso al agua potable en 2020, de acuerdo con los datos más recientes sobre Cobertura Universal de la Conagua.
La falta de agua se ve en ciudades grandes e industrializadas como Monterrey o la Ciudad de México. Pero la realidad es que existen comunidades periféricas, campesinas e indígenas que llevan años sin acceso al agua, por lo que ni siquiera tienen el recurso hídrico suficiente para producir sus alimentos.
Cabe destacar en este tema que el 74.2 por ciento de toda el agua concesionada en México se destina a la generación de energía eléctrica. Se trata de 176 mil millones de metros cúbicos de agua nacional con la que podría llenarse cada año 13.3 veces la presa más grande del país.
En el caso de las centrales hidroeléctricas, el volumen registrado en el Registro Público del Agua, contabiliza el flujo de agua a presión que pasa por las turbinas y transforma su energía potencial en cinética.
En cambio, las termoeléctricas usan calor para aumentar la temperatura del agua con la intención de que se evapore y mueva una turbina que convierte a su vez la energía térmica en cinética para la generación de electricidad. El agua se pierde en comparación con el recurso hídrico destinado a las centrales hidroeléctricas.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) es la razón social con la mayor cantidad de agua concesionada. Esto porque cuenta con 153 mil millones de metros cúbicos que equivalen a 11.6 veces el
volumen contenido en la presa Belisario Domínguez.
Otra empresa privada beneficiada, La cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, empresa subsidiaria de Heineken Internacional, tiene permitido extraer al año 20.8 millones de metros cúbicos de agua. Un volumen equivalente a llenar ocho mil 333 albercas olímpicas con agua nacional cada año. Y esto sólo con los 14 títulos concesionados a nombre de la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma S.A de C.V.
Esta cervecera opera marcas como Tecate, XX, Sol, Bohemia, Carta Blanca, indio y Heineken. Tan sólo para producir un vaso de estas bebidas (250 mililitros) son necesarios, en promedio, 75 litros de agua, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Sin duda alguna que el agua ha dejado de ser un recurso que satisface derechos para ser ahora sólo un elemento mercantil. En otras palabras, no accede al agua quien la necesita, sino quien puede pagar por ella.
Aunque la Ley de Aguas Nacionales establece que la Conagua puede otorgar una concesión sólo si existe una disponibilidad efectiva del recurso hídrico en la zona en que se desea extraer (Artículo 14 BIS 5 Fracción VII), esta disposición se encuentra lejos de cumplirse.
Las concesiones de entregan a privados aun con la falta de estudios sobre la disponibilidad real de agua en los acuíferos de su entidad. Es decir, en las formaciones geológicas que almacenan agua del subsuelo.
El gobierno sigue otorgando concesiones para extracción de agua en todo el país, aun con la falta de estudios de factibilidad. De hecho, el 42.11 por ciento (275) de los 653 acuíferos existentes en México fue declarado oficialmente sin disponibilidad de agua en 2020, de acuerdo con los datos más actualizados de la Conagua.
Además, durante 2020 esos mismos 275 acuíferos también se encontraban sobreexplotados. Esto quiere decir que la extracción de recurso hídrico excedió en 10 por ciento el volumen de agua que pueden recargar de forma natural. Con respecto a los 378 acuíferos restantes, el 64 por ciento (241) contaba con apenas una disponibilidad de entre 0.1 y 10 hectómetros cúbicos (una medida equivalente a un millón de metros cúbicos de agua).
No se puede continuar otorgando concesiones desde la comodidad de un escritorio en el centro del país.
La generación de energía es el sector con mayor volumen de agua concesionada en México: 176 mil millones de metros cúbicos al año con los que podría llenarse 13.3 veces la presa más grande del país. El agrícola se encuentra en segundo lugar con el 12.6 por ciento de todo el recurso hídrico concesionado, pues puede extraer 30 mil millones de metros cúbicos que equivalen a 2.2 veces el volumen contenido en la presa Belisario Domínguez. La industria se ubica en cuarto lugar con un volumen concesionado de 6 mil millones de metros cúbicos al año (o 2.5 millones de albercas olímpicas).
A pesar de que las concesiones señalan un volumen máximo permitido de extracción y de que el Artículo 29 de la Ley de Aguas Nacionales establece como obligación de los titulares instalar medidores para regular la cantidad de agua extraída al año, la realidad es que las empresas extraen aún más agua de la que tienen permitida a partir de las concesiones que obtienen de la Conagua.
En muchas ocasiones, si es que se instala un medidor, o no sirve o tiene imprecisiones, por lo que resulta difícil saber si la empresa consume lo que tiene permitido o extrae más.
Por ejemplo, durante 2021 los pobladores del municipio de Juan Crisóstomo Bonilla (en el centro de Puebla) decidieron alzar la voz contra la empresa Bonafont. Esto porque la embotelladora produce cada hora alrededor de mil 440 garrafones de agua en una de sus plantas instaladas en la región, de acuerdo con datos del Atlas de Justicia Ambiental. En contraste, al menos cinco familias del municipio cuentan sólo con pozos artesanales para uso doméstico, pero el 90 por ciento se ha secado y de los restantes sólo es posible extraer entre 50 y 200 litros de agua para todas sus actividades.
La población denuncia que la empresa consume de forma ilegal más agua de la que tiene permitida. Tras preguntar a los empleados de la embotelladora, los investigadores descubrieron que la empresa extrae un millón 400 litros de agua diarios: un volumen 3.47 veces mayor a lo que tiene permitido extraer.
Además, tenemos la corrupción en el tema de las concesiones del agua. Por ejemplo, en 2009 Goldcorp (una compañía canadiense productora de oro) solicitó una concesión por más de 40 millones de metros cúbicos de agua al año (equivalentes a 16 mil albercas olímpicas) para continuar con sus trabajos en la mina Peñasquito, en Zacatecas.
Durante agosto de ese año, la Conagua publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) un dictamen donde decretó que el Acuífero Cedros (cercano a la mina) tenía una recarga de agua mayor (54.5 millones de metros cúbicos) de la que originalmente había determinado (10.1 millones de metros cúbicos). Fue entonces
cuando le otorgó a la empresa concesiones de agua por el volumen requerido.
A mis ocho lectores les digo que, sumado a la corrupción, se encuentra la falta de personal de este organismo. Durante abril de 2022 (correspondiente a su última actualización), la Conagua contaba con un total de 153 inspectores, de acuerdo con su registro sobre el personal acreditado. Esto equivale a monitorear por cada supervisor 2 mil 770 concesiones sólo de extracción de agua, tanto superficial como subterránea. Es decir, en este cálculo no se toman en cuenta las concesiones entregadas para descargas residuales y zonas federales.
Resulta AGRIDULCE que mientras tanto, los casos de injusticia y abusos se multiplican en México, verbigracia, lo que sucede con las comunidades mazahuas del Estado de México ven pasar el sistema Cutzamala por arriba de sus cabezas, mientras abajo en sus casas no tienen agua potable. Ejemplos que se repiten en otras áreas del país como el Valle de Puebla, con los barrios cercanos a la planta de Volkswagen.
Al final los mexicanos y los ciudadanos del mundo tenemos que alzar la voz para que nuestros gobernantes recuerden siempre que el agua no es un negocio, sino un derecho de todos los seres humanos. ¡HE DICHO ¡