La reina está enojada y ha pedido contactar con abogados expertos en difamación.
La crisis provocada por la salida del Príncipe Harry y su esposa, Meghan Markle, de la familia Windsor británica parece no terminar. La paciencia de la reina Isabel II ha llegado a su máxim o dañando su salud y ha revelado que está preparando una batalla legal contra la pareja de los Duques de Sussex, que durante meses y de diversas formas se ha dedicado a atacar a la familia Real.
La monarca, que cumplió 95 años está «Cansada» debido a las continuas declaraciones de los HENRY y Meghan Markle, y por ello ha pedido a los funcionarios de palacio contratar abogados especialistas en difamación.
La gota que derramo el vaso para la Reina habría sido el nombre con el que la pareja bautizo a su hija Lilibet, nacida el 4 de julio. Apodo que con cariño se referían a Isabel II siendo niña.
A esto se le suman varios desacatos a la familia real las aportadas por el Príncipe Harry y Meghan Markle durante su famosa entrevista con Oprha Winfrey.
La reina no seguirá ningún programa donde hagan declaraciones los Duquess de Sussex.
La intención de la reina, según los medios británicos más cercanos a palacio, es tratar de ignorar la batalla dialéctica en l a que se hallan los duques de Sussex y multiplicar sus actividades públicas en las próximas semanas para destacar su papel de servicio a la sociedad.
Las declaraciones del príncipe Harry y Meghan podrían ganar un Emmy.
Durante este tiempo el matrimonio se desahogó con declaraciones contra la realeza, lágrimas de discriminación incluidas. Y añadieron una acusación significativa: un miembro de los Windsor, cuya identidad no revelaron, expresó cierto disgusto hacia el color de piel de su hijo Archie cuando Meghan estaba embarazada.
También el nuevo libro de la pareja, Finding Freedom, donde mencionan las fuertes tensiones, actos discriminatorios, entre los duques de Sussex y otros miembros de la familia real, sobre todo Guillermo y Catalina de Cambridge. Ha sido una bomba mediática.
La reina declaró que la monarca cree que ya ha sido suficiente.
Por Rose Willis