-MÉXICO ESTANCADO EN EL COMBATE A LA CORRUPCIÓN Y A LA IMPUNIDAD.
-EN LOS TRES ÓRDENES DE GOBIERNO IMPERAN ESTOS FLAGELOS.
AGRIDULCE. Expresiones y más.
Por el Mtro. José A. ORDÓÑEZ González.
La corrupción y la impunidad son dos de los flagelos que más calan a la población mexicana, que observa como funcionarios públicos, familiares y amigos se enriquecen aprovechándose de la posición privilegiada que ejercen en cualquiera de los tres niveles de gobierno, federal, estatal o municipal.
Políticos, servidores públicos, lideres sindicales, empresarios y, todos aquellos que puedan beneficiarse de manera ilícita del saqueo de la riqueza nacional y del presupuesto público, lo hacen sin temor a ser castigados. Saben que con poder político y económico serán intocados y libres de cualquier pecado cometido, y que sus corruptelas quedarán impunes por los siglos de los siglos.
¿Como se le observa a México en estos dos temas del combate a la corrupción y a la impunidad?
En ese aspecto, Transparencia Internacional, en la edición 2021 del Índice de Percepción de la Corrupción, México se mantuvo en la misma posición que en 2020, en una escala que va de cero a 100, donde 100 sería la mejor calificación posible.
México se ubica en la posición 124 de los 180 países evaluados por Transparencia Internacional, por lo que nuestro país sale debiendo en resultados en transparencia y rendición de cuentas, con énfasis en sus esfuerzos en la lucha contra la corrupción y, por ende, de la impunidad.
El flagelo de la corrupción, es un fenómeno que no sólo se presenta en países menos desarrollados o en regímenes políticos autoritarios, sino que converge también en países altamente desarrollados o en sistemas políticos liberales, en democracias que se han asumido después de la Segunda Guerra Mundial, en estados constitucionales de derecho, cuya tendencia gira alrededor de la protección de los derechos humanos de las personas.
Este fenómeno delictivo penetra en todos los niveles del poder público mayormente en sistemas con débiles controles institucionales y poca o nula participación ciudadana, lo que representa una seria amenaza para la estabilidad del propio Estado, como sucede en nuestro país.
Una de las cosas a considerar es que no basta condenar moralmente una conducta, si su violación no es sancionada por el ordenamiento jurídico para dar ejemplos claros a la ciudadanía que se castiga al corrupto.
En nuestra nación, la corrupción se vuelve posible y propicia cuando quienes tienen la posición de tomar decisiones que afectan el interés público en relación con su esfera de competencias y facultades definidas en la ley, se separan de los valores socialmente aceptados y actúan violando la ley.
En los tres niveles de gobierno observamos que las relaciones basadas en valores como la igualdad, la equidad y la distribución de la riqueza, se ven remplazadas por relaciones que contradicen el ideal democrático.
En los hechos, los ciudadanos vemos aún impunes a los principales personajes identificados y señalados por actos grotescos de corrupción.
En nuestro país se hacen intentos para avanzar, pero no logra repuntar en un efectivo combate a la corrupción. Y se trata de los tres ordenes de gobierno, donde permea la corrupción.
Educar con valores y el establecimiento de alianzas con sectores sociales clave, son algunas de las acciones que, consecuentemente, aterrizarían en mejores mecanismos en la lucha en nuestro país contra la corrupción.
Lo cierto es que, en el tema de combate a la corrupción, al menos en el último año, no hubo avance, al quedar estancado en el mismo sitio, y este hecho sin lugar a dudas incide en el alto índice de impunidad de aún persiste en nuestro país, al llegar ante la autoridad judicial 5 de cada 100 denuncias que se presentan ante el Ministerio Público, y se condenan solo en promedio a tres de esos casos.
Ex Presidentes, Ex Gobernadores, gobernadores en funciones, alcaldes y ex alcaldes, diputados, senadores, políticos, servidores públicos de primer nivel, lideres sindicales como Carlos Romero Deschamps y sus incondicionales de las 36 secciones del sindicato petrolero, deberían estar en prisión, pagando por sus fechorías y corruptelas, o al menos vinculados a proceso, con el aseguramiento de cuentas bancarias, bienes muebles e inmuebles, para devolverle al pueblo lo robado.
Los mexicanos no comulgamos con la pena de muerte para los corruptos, lo que sí exigimos es que se les castigue y se les lleve ante la justicia para que respondan por sus actos ilícitos. ¿Será muy difícil hacer eso?
Son cínicos y desvergonzados que exhibe su riqueza mal habida a la vista de todos. Si el pueblo conoce de sus fechorías, de la riqueza y los bienes que ostentan esos corruptos, ¿cómo es posible que las autoridades no lo sepan?
AGRIDULCE resulta concluir que mientras no exista voluntad política para ir detrás de estos personajes por todos los mexicanos conocidos como los grandes corruptos, y sigan alardeando el gozo de su impunidad evidente, nuestro país retrocederá o al menos quedará estancado en la misma posición en los temas de trasparencia y de combate efectivo a la corrupción.
En Tamaulipas, ex gobernadores, el actual titular del ejecutivo, alcaldes y ex alcaldes, señalados de actos evidentes de corrupción y abusos del poder, pero no pasa nada.
Ojalá que este triste panorama para los ciudadanos cambie para bien y, las autoridades de procuración e impartición de justicia ejerzan de manera efectiva sus facultades, sin distingo, para que se castigue a los corruptos.
El nivel de insatisfacción, de injusticia, de corrupción y de impunidad, ha llegado a niveles insoportables en nuestro país. Por eso los mexicanos exigimos que, contra la injusticia y la impunidad, ni perdón ni olvido. ¡HE DICHO ¡